" La bruma -dice Carl Sanburg según recuerdo-
llega como las silenciosas pisadas de un gato",
se pierden las cosas
y de las palabras lo cotidiano.
Se escapan los nombres
se olvidan las citas,
la mirada se alarga a la nada
y no aparece el número telefónico.
Tratas de esconderte en tus lapsos
cada vez más evidentes
y pasas las mañanas enteras buscando...no sabes
rondando con tus ojos el cuarto.
Ya no puedes vestirte regularmente
ya no tocas el piano,
ya no lees las cartas
y la bruma hace espesa la noche hasta en el día.
Y tus hijos se vuelven extraños
y te quedas en exilio,
y a veces aterra el sueño
y se convierte en realidad cada tarde.
Y si ya no te escribo
si ya no te acuerdas,
y si te escribo y no mando
esperando regreses...
...y preguntes y extrañes las cartas.
y si el viento renace
y me trae tu brisa que rueda en tus mejillas,
y si sólo te escondes
con tiernas caricias...
...y kágrimas frías
de caudal de torrente,
pero ausentes y espesas sin recuerdo
pues tu mar adormeces.
Sólo llega entonces la tarde
y recorres el pasillo del edificio,
regresas a un tanto
te sientas y el velo se corre.
Se te olvida tu nombre...y mi carta de niño.
Un poeta de papel
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